La historia de nuestra cafetería Break Point: cuando un sueño coincidió con un chef y amigo excepcional.

La cafetería de Break Point no nació únicamente de un proyecto deportivo. Nació de una amistad profunda y del gesto generoso de alguien capaz de transformar una idea en algo especial. 

Antes de que existiera Gyro, cuando el club aún era solo un sueño, Joan, fundador de Gyro compartía con su amigo Borja la idea de crear su propio club de pádel en Jávea. Con el tiempo, el proyecto evolucionó y se acercaba el momento de decidir qué hacer con la cafetería. Joan, que nunca había trabajado en hostelería, se planteó delegar este espacio en una empresa externa. Pero entonces Borja dio un paso adelante. Con total naturalidad, le dijo:
“Déjamelo a mí. Yo me encargo.”

A partir de ese momento, la cocina de Tula, el restaurante de Borja, se convirtió en el cuartel general del proyecto. Tardes enteras de reuniones antes del servicio, creando conceptos, probando elaboraciones, diseñando una carta honesta y cuidada. Horas y horas de dedicación silenciosa. No era solo ayuda profesional: era cariño, compromiso y amistad.

Así nació la cafetería de Break Point: fruto del trabajo conjunto, el talento de un chef excepcional y la pasión de dos amigos que compartían la misma visión.

Hoy, cada plato que sale de nuestra cocina lleva un pedacito de esa historia: la ilusión por hacer las cosas bien. Cada detalle, cada sabor y cada persona del equipo lleva un pedazo del trabajo y la generosidad de Borja.
 

 

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